Por Franny Mundo.
Mientras las películas de acción dominan la taquilla hollywoodense y las películas con estética “indie” son consideradas parte del nuevo terreno intelectual, las comedias románticas quedan ridiculizadas por ser cursis y poco realistas. Aquellas películas que construyeron la juventud de nuestros padres, como Perdidos en Tokio de Sofia Coppola o los mayores éxitos de Richard Curtis, que para muchos de nosotros son clásicos, para nuestros hijos, o sin ir muy lejos, nuestros hermanos menores son equivalentes a una producción de Netflix. Hoy día, las películas románticas se convirtieron en un chiste, el sinónimo de “película boluda” y los grandes clásicos como Cuando Harry Conoció a Sally o Un Lugar Llamado Notting Hill dejaron de existir. En su ausencia surgen las nuevas comedias románticas apuntadas a preadolescentes, con tramas reutilizadas y la totalidad de su presupuesto gastado en Lili Reinhart o Noah Centineo. Un actor de romance no puede ser considerado un actor “serio” y la única forma de que una película romántica se haga notar por la crítica es si es un drama indie con una estética de época, una paleta cálida y es protagonizada por Timothée Chalamet o Saoirse Ronan interpretando a un adolecente deprimido.
Sin embargo, la película más anticipada de este año es Barbie de Greta Gerwig con Margot Robbie, una comedia romántica que estalla de glitter y es desvergonzadamente rosa, una comedia hiperrealista y absurda, un himno al impacto cultural de la muñeca Barbie y un homenaje a la historia del cine. Pero ¿Cómo puede ser que una película de un género inferior, con una protagonista antifeminista como la muñeca Barbie y una estética femenina estereotipada sea hoy la película más esperada del año?
Desde su propuesta, la película parece un proyecto condenado a fallar. Y, técnicamente, en un principio falló; la película pasó por tres directores, varias actrices que se bajaron por discusiones con el estudio, casi cinco años de problemas en la producción y una pandemia antes de llegar a Gerwig y Robbie. Incluso si no ocurrían todos estos problemas internos de la producción la película no parecía tener ningún futuro en la taquilla. Para nuestra generación, las nacidas en los últimos años de los 90’s y los primeros de los 2000, las películas animadas de Barbie fueron emblemáticas. Sus entregas, todas muy exitosas en su momento, fueron versiones infantiles de tragedias famosas: El Cascanueces (2001) basada en una leyenda popular, Rapunzel (2002) basada en el cuento alemán, El Lago de los Cisnes (2003) basada en el ballet ruso y La Princesa y la Plebeya (2004) que fue la versión con géneros invertidos de El Príncipe y el Mendigo de Mark Twain. Con el éxito de estas películas Mattel Entertainment y Universal Pictures empiezan a producir dos o tres películas con este personaje por año; en los próximos cinco años se producen hasta doce películas que salen directamente a digital. Pero en 2010 empieza la caída de Barbie con la película Mermaid Tales, que sufre mucho económicamente por el cambio generacional. Las personitas que veían las pelis de Barbie llegan a la preadolescencia y la audiencia decae. Los nuevos padres deciden que el personaje de Barbie es dañino y no quieren comprarle las muñecas a sus hijas. En desesperación para atraer a la vieja audiencia a ver las películas, Universal manda a hacer una remake de su película más exitosa y en 2012 sale La Princesa y la Popstar, que no solo fue un fracaso en la taquilla y la crítica, sino que también enfureció a la poca parte del “fandom” (en el que yo estoy incluida) que todavía quedaba y casi nadie vio las películas que le siguieron. Mattel y Universal trataron diferentes formas de promoción, sacaron películas en digital, en streaming y en cine pero nada funcionó. Nadie quería ver a Barbie; ni a las películas, ni a la serie animada, ni a sus spin-offs como las hadas de Thumbelina ni las Bratz, nadie quería a la muñeca. En 2017 se producen las últimas dos películas animadas con este personaje: Heroína de Videojuegos y Magia de Delfines. La magia de Barbie había desaparecido y en su lugar quedó el mismo stencil gastado que vemos en las decepcionantes comedias románticas contemporáneas. En el año 2020, Mattel tiene que cerrar tres fábricas de muñecas por baja producción y la famosa juguetería de Nueva York, Toys ‘R Us, que tenía un piso entero dedicado solamente a Barbie, quiebra.
Pero la película de Greta Gerwig tiene como objetivo revocar la persecución contra Barbie, tanto de las películas animadas como de la muñeca. Este proyecto de Gerwig está diseñado para una audiencia muy específica: las jóvenes de clase media estadounidense (y por defecto la clase media alta argentina y latinoamericana, aunque no creo que nos estén teniendo muy en cuenta a nosotras) que veían clásicos románticos deseando ser la protagonista, las chicas que veían las películas de Barbie con fanatismo y sobre todo las que llegaron a jugar con las muñecas antes de que sean canceladas por la cultura popular. Yo estoy en el primer lugar de la fila.
La muñeca Barbie fue mi vida. Cuando cualquier persona de mi familia se iba de viaje solamente pedía que me traigan una Barbie; jugaba con todas mis muñecas todos los días hasta después de haber empezado la secundaria, obligue a mi madrastra a mostrarle las películas de Barbie a mi hermanita, quería tener hijas solamente para ponerles Anika y Elina. Cuando cumplí 10 años mis papás me regalaron un libro de tapa dura forrado en tela negra con la palabra “BARBIE” engravada en dorado. Todavía lo tengo. Era la biografía de la muñeca y su creadora, Ruth Handler. El primer párrafo del libro cuenta que Ruth crea a la muñeca en la compañía que manejaba con su esposo y su mejor amigo, Mattel, inspirándose en su hija, Barbara. El año en el que se cancelan las películas animadas de Barbie, Universal Studios anuncia la película live action. Aunque para este punto yo ya había dejado de ver las pelis animadas, la idea de una película con el personaje de Barbie protagonista me devolvió un poco el amor por la muñeca. Le conté a todas mis amigas y mis familiares, pero en ese momento la muñeca seguía cancelada. Cuando el proyecto se vuelve a anunciar en el 2020, ya con una idea más redondeada de lo que iba a ser, les vuelvo a mencionar a mis amigas la película y me encuentro con una reacción más positiva. Esta misma reacción se puede encontrar también en las redes sociales, donde muchas mujeres en sus 20s están emocionadas por ver la película.
Así es como llega la reforzada “magia” de Barbie. Las mujeres que están empezando la facultad, que empiezan noviazgos serios, intentan vivir solas, básicamente llegan a la adultez tienen una pequeña crisis y hacen un regresión a la infancia, como la crisis de mediana edad pero en vez de intentar revivir nuestros años en la facultad, empezamos la facultad y regresamos a nuestros años en la primaria. Así es como volvieron todas las tendencias de moda de los 2000, Hollywood empieza a hacer remakes para adultos de todas sus series infantiles populares y Netflix es celebrado en todo Tiktok por agregar las películas más amadas de Barbie en su plataforma. Gerwig explota esta nostalgia encontrada por las jóvenes para presentar su película y llegar a una audiencia todavía más grande. Agregando, para no enfurecer a la multitud, un reparto más diverso.
En el 2018 Kim Culmone, el jefe de diseños de Mattel, le dio a su equipo la tarea de diseñar a las Barbies como si fueran creadas “hoy” para representar a personas “de verdad”. Si bien la inclusión de diferentes cuerpos y etnias es importante para el crecimiento de la marca, Barbie le debe su fama a su físico. El juego, que es una de las formas de aprendizaje más fuertes desde la infancia, son largos viajes experimentales que enseñan roles sociales y de vida a los individuos. Por lo tanto, el concepto de juegos y juguetes debe entenderse en todos los aspectos de la sociedad. Las personas son colocadas en categorías. El género es la categoría social más importante que pertenece a la cultura del individuo y de sus valores sociales, lo que determina su función social. Este rol en el que participan los juguetes fue la razón por la que la muñeca Barbie fue mayormente criticada. Porque aunque Barbie sirve principal y adecuadamente como un juguete para niñas, gran parte de la atención que se ha generado la muñeca es por el papel secundario del que participa en la cultura popular. Barbie ha motivado una constante crítica desde su debut en 1959 por ser un artefacto de representación femenina. Muchas madres ven a las Barbies como una influencia negativa, no quieren enseñarle a sus hijas que tienen que ser flacas, rubias y tetonas para conseguir pareja o tener éxito laboral.
En el 2003 se llevó a cabo un estudio con una inteligencia artificial de la revista In Style para determinar cuál es la “belleza eterna” femenina, la imagen generada tuvo una semejanza con Marilyn Monroe, Pamela Anderson y Heather Locklear, todas mujeres que fueron modelos a seguir para la muñeca Barbie. Pero podemos encontrar una gran diferencia entre esta muñeca y las figuras públicas de las tres mujeres identificadas por el AI, si bien son todas rubias, blancas y flacas también son “tontas”. Casey Jean Parker de Baywatch y Amanda Woodward de Melrose Place eran “rubias taradas”, y de este modelo salieron todas las otras rubias taradas famosas de la televisión y las películas (mayormente infantiles), Sharpay de High School Musical, Karen de Mean Girls, Kelly de Married with Children, Brittany de Glee, Shannon de Lost, Britta de Community y se pueden nombrar 100 más. El modelo que construyó Barbie, o el que la cultura popular construyó basándose en la imagen de Barbie, es el de las rubias flacas boludas. Pero Barbie nunca fue una rubia boluda. Por un lado podemos ver a la muñeca que vende un modelo de cuerpo hegemónico “perfecto” como algo dañino para niñas (y adultas), y por otro podemos verlo como la única representación femenina infantil que no vende a las mujeres como unas estúpidas. Porque si bien en un principio la muñeca vendía la “belleza femenina” y el “sueño americano”, con el tiempo dejó de lado su apariencia física como su mayor punto descriptivo y se convirtió en el juguete infantil con más profesiones, Barbie es doctora, ingeniera, mamá, piloto de avión, cocinera y más de 200 otras profesiones. En pleno 2023 Estados Unidos todavía no tuvo una mujer presidenta, en 1991 salen la ‘Barbie Candidata’ y la ‘Barbie Presidenta’. Las niñas jugaban con sus Barbies, que son las muñecas que “pueden hacer todo”, retratando el ejemplo que se había instalado en los juguetes para niñas hasta ese momento con los bebotes y las cocinitas. Barbie desarrolla una estética feminista intertextual que responde a la representación femenina en la cultura, con ella se crean nuevas formas de definir a la mujer en el tiempo y el espacio entre los juegos infantiles y el mundo adulto sumergido en publicidad. Artistas contemporáneas como Greta Gerwig están ayudando a forjar este nuevo espacio femenino, espacio en el que las mujeres pueden refundir la representación de las mujeres en la cultura popular y redefinir la noción de "mujer" en la sociedad en general.
Para la promoción de la película de Gerwig se optó por no contar nada sobre la historia, todo lo que se sabe sobre ella son teorías decodificadas con el detrás de cámaras y de las pocas imágenes promocionales que salieron hasta ahora. La actriz protagonista, Margot Robbie, dijo en una entrevista que “la película de Barbie es lo que todas quieren pero ninguna espera”. En noviembre del 2022 sale el primer tráiler (teaser) de la película de Barbie y se anuncia su fecha de estreno, el 20 de julio de 2023. El teaser es una larga escena donde vemos muchas nenas jugando con bebotes y tacitas de té en el medio de un desierto, hasta que aparece una figura gigantesca, una mujer rubia con una maya rayada y anteojos blancos. Las nenas que antes jugaban con sus bebotes, los empiezan a romper y los revolean por los aires. Un bebote gira hasta el espacio y se convierte en el título de la película, el nombre de la muñeca, el personaje principal: “Barbie”. En esta pequeña escena se pueden distinguir dos referencias principales, una es a la película de Kubrick, 2001: Odisea en el Espacio, de 1968 y otra es la Barbie Original de 1959. Al igual que la roca alienígena de Kubrick que cambia a la humanidad, la Barbie cambia la industria de los juguetes, cambia la crianza de las niñas, cambia la forma de jugar. Barbie, criticada y odiada por miles de mujeres por enseñar una ideología anticuada fue el primer paso para salir de la cocina. Y así como la muñeca creó esta revolución en 1959, Barbie de Greta Gerwig va a devolvernos parte de lo que se perdió por ella. Así que, me pregunto de vuelta: ¿Cómo puede ser que Barbie sea la película más esperada del año? La clave a esta pregunta la responde la dimensión simbólica del primer teaser, (González Raquena define la dimensión simbólica en su libro Teoría del Texto una serie de elementos que tienen la capacidad de movilizar el desarrollo del film y anticipar lo esencial de su historia). La película de Gerwig puede ser considerada como una representación narrativa de la proclamación de la muñeca. Barbie, película que fue pensada como una declaración feminista y antifeminista extravagante, se propone trascender la historia cinematográfica al borrar sus influencias. Y atraer a una audiencia masiva basándose en esta contradicción.